Cuanto quería tocarlo.
Pero despertaría sospechas sobre lo que siento. ¿Qué importaba que sospechen? Solo él era importante, verdaderamente importante.
Mis dedos acariciaron la suave piel que cubría su pómulo. Era cálido bajo mi tacto, y pude sentir el pulso de la sangre debajo su transparente piel.
Suficiente, me ordené, sin embargo mi mano quería modelar el lado de su rostro. Suficiente.
Fue difícil alejar mi mano, de frenarme de moverme más cerca de el de lo que ya estaba. Mil posibilidades diferentes corrieron a través de mi mente en un
instante; mil maneras diferentes de tocarlo. La punta de mis dedos trazaron la forma de sus labios. Mi palma rozando su barbilla. Tocando su pelo y dejándolo esparcirse a través de mi mano. Mis brazos enrollándose alrededor de su cuello, sosteniéndolo en contra de la longitud de mi cuerpo.
Suficiente. No, no la había lastimado; pero tocarlo había sido un error.
Se sentía como fuego; como si la sangre me estubiera quemando en las venas que se
propagaban a lo largo de mi cuerpo entero.
Me esforcé por darme la vuelta, para alejarme de el. Mi cuerpo se movió forzadamente; indispuesto a hacerlo.
Cerré los ojos, y rogando que todo saliera bien lo besé. Vi sus ojos desenfocados y sus mejillas rojas.
Deje de persistir a mi mente de mirarlo mientras caminaba forzadamente, corriendo de la tentación de quedarme y seguirlo besando.
Saboréalo en la memoria, me dije gravemente, y mantén tus labios para ti misma porque esta será la primera y la última vez que puedas besarlo.